lunes, 28 de febrero de 2011

De la magia agazapada, detrás, muy detrás de las cosas...


Pingüino de Linux en aguayo
 ... allí, detrás, latiendo, urdiendo las eternas posibilidades, el Gran Mago teje su propio asombro, que es el nuestro cuando se evidencia el oficio de aquel, en los "eventos sincronísticos*". Si no, cómo se explica ese encuentro, en momentos en que me hallaba urdiendo, a mi vez, mi propio caldo existencial, atravesado por conflictos irresolubles respecto del origen de las cosas, y no en un plano abstracto sino en términos puramente empíricos... a ver si me aclaro: este cigarro que fumo... ¿cómo coños llegó hasta aquí? Si bien la marca es PUEBLO, lo que daría a pensar que se trata de un tabaco bien español, leo la etiqueta y veo un nombre más bien alemán: Pöschl tabak... bien, no sólo el tábaco no llegó por su propia cuenta (en primer lugar, ni si quiera es alemán sino americano), sino que fue transportado por algún medio que, indudablemente, ha generado cierta cantidad de emisiones de CO2 ... el papel que he usado es Smoking, ese sí de fabricación española, y ¡qué digo española!, ¡catalana!, o sea que el papel sí que no ha tenido, presumiblemente, que viajar mucho para llegar hasta mis manos, lo mismo que los filtros, de la misma marca (aunque podría pensarse en la procedencia del algodón, y se volvería a complicar el asunto)...
 Es poca la gente que se pone a pensar en estos "gastos", a no ser se piense en términos de comercio, que suele ser el tipo de análisis que se realiza... No estoy refiriéndome al costo financiero, sino al costo real. "¡Es una ridiculez!, se objetará, y quizá toda la discusión se acabe allí, puesto que se podrá considerar que soy un loco (en el mejor de los casos) o simplemente un pelotudo que se preocupa por cosas de lo más improcedentes para los-tiempos-que-corren. Pero si se continúa discutiendo un poco la cuestión (no la de si soy un loco o un pelotudo {está claro que algo tengo de ambas categorías}, sino el análisis del "gasto"), posiblemente se me podría realizar el siguiente cuestionamiento: "¿Cómo va a ser un costo real y no va a ser mensurable en términos económico/financieros? De nuevo, ¡esto es una ridiculez!", tras lo cual, a la lista de loco y pelotudo, cabe agregar la de ridículo... ¡Y tendrán razón!
Dausell Valdés - "Son los sueños todavía" 
  ¡Y está claro que tendrán razón! Lo cierto es, y ya lo dijeron otros**, historia y tiempo se han acelerado, los-tiempos-que-corren, lo hacen a una velocidad inusitada. "¿Quién tiene tiempo hoy de preguntarse de dónde carajo viene el jabón? ¡No hay tiempo para esas menudencias! Pasálo y dejate de joder" u otras formas más sínteticas: el pelo al huevo, la quinta pata al gato, y el resto que ya todos conocemos.
En consecuencia, preguntarnos por el origen del champú pasaría a integrar la lista de las ocupaciones ridículas (y por qué no, "maravillosas", como versa el cronopio de cronopios). En medio de una tarea similar estaba yo, leyendo sobre teorías de decrecimiento y obsolescencia programada, difundiendo mi ridiculez a través de internet, enviando correos a colegas que pensé podían ser tan ridículos como yo, en tales menesteres me encontraba, decía, cuando decidí hacer de tripa corazón: apagué el documental que veía con el rabillo del ojo ("Comprar tirar comprar"), y salí para La Rimaia, la casa okupa en la que colaboro montando una biblioteca... y ¡qué sorpresa la mía! cuando, en lugar de a mis compañeros de faena, encontré a un grupo de tertulianos hablando del agotamiento de recursos naturales, de la dependencia del petróleo y de la necesidad de un cambio de paradigma en el consumo humano... ¡Eureka! ¡Otros locos ridículos! Al verme haciendo esfuerzo por escuchar desde la puerta, una loca me invitó a entrar, al tiempo que otro, un muchacho de considerables proporciones (tanto en alto como en ancho) me apuntaba con una filmadora y, ante mi estupefacción, me decía que estaban comentando un texto sobre cambio climático y, no sin continuar la filmación, me invitaba a participar en la reunión, a lo que, tan aturdido como sonriente, accedí desencajado.
 Más tarde supe que no, que no eran locos ridículos (al menos no ambas cosas... al menos no todos), sino biólogos, médicos, bioquímicos, e incluso una psicóloga social (entre otras profepasiones, como la militancia política o la vida campesina), y que se juntaban con cierta regularidad... pensaba en Tere, en cómo hubiera alucinado, y en cómo el Gran Mago no había conjurado para hacerla llegar a la biblio justo cuando el debate sobre Latouche enardecía... "¡No importa!", pensaba yo, con regocijo y sentado en un sillón desvencijado entre dos hermosos viejos de cabellos muy blancos, "no importa, ¡ya habrá coincidencia!", y mientras pensaba eso, observaba cómo, respondiendo a un corrimiento del tejido del Gran Mago, arribaba, probablemente con mi misma incertidumbre en la cara, al ver en el centro de la biblio tantas flores (y es que con tanto brote... ¡seguro alguna flor habría!), posiblemente con mi mismo semblante de pasos erráticos, entraba un sujeto muy cuyano, aunque de iguales o mayores proporciones protocordobesas, con los ojos muy abiertos y portando no sólo un termo que hacía juego con mi sillón, sino lo más importante: unas sacro-locas ganas de matear.


                                                                                         Barcelona, 24 de febrer

*) Creo que Jung habla de estos eventos. La Nana S. lo cita en "Sonia, te envío los cuadernos café"
**) Marc Augé, al hablar de los "no lugares", cita y describe el concepto de "sobremodernidad" de un francés, no recuerdo si Bachelard o Baudrillard. En este se señala la aceleración de la historia, el predominio de la inmediatez y lo efímero, entre otros fenómenos que ayudan a explicar las condiciones de la sociedad actual. 

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